En los últimos años, el sector logístico ha vivido una fase de modernización importante. Estos nuevos métodos, dependientes en gran parte de la conectividad, han hecho prácticamente indispensable la presencia de WiFi en los almacenes. Sin embargo, la instalación de una red profesional de este tipo se enfrenta a una serie de dificultades.
En el pasado, los almacenes se gestionaban de forma rudimentaria. Las mercancías se gestionaban en un ordenador local, o incluso en papel, lo que inevitablemente provocaba errores y poca capacidad de reacción.
Desde el desarrollo de Internet y de los sistemas de comercio electrónico, esta gestión ha quedado anticuada. La función de los centros de negocios ha evolucionado, convirtiéndose en un auténtico "centro de operaciones" para un amplio abanico de empresas: empleados, proveedores, transportistas, distribuidores, clientes, etc. Han surgido nuevos retos, sobre todo en lo que tiene que ver con la trazabilidad de la información y su disponibilidad en tiempo real.
Por ello, el sector logístico ha integrado una gran variedad de nuevas tecnologías: lectores de códigos de barras, códigos QR, RFID, software ERP (Enterprise Resource Planning) o WMS (Warehouse Management System), etc. Todos estos elementos están diseñados para recuperar, almacenar, transmitir, mantener y archivar datos sobre las mercancías. Y la transformación digital de la logística se intensificará en los próximos años, con un uso cada vez mayor de la automatización y el IoT (Internet of Things).
Las tecnologías mencionadas tienen algo en común: para ser eficaces, deben poder comunicarse entre sí. Por ejemplo, una plataforma de comercio electrónico solo puede proporcionar información sobre la disponibilidad de productos si está muy vinculada al sistema de gestión de la mercancía en stock.
Entendiendo esto, podemos ver cómo la red WiFi profesional es la columna de la digitalización de la logística. Proporciona una transmisión instantánea de datos entre los distintos componentes del sistema de información. De este manera, las empresas pueden responder a las nuevas exigencias de sus clientes y socios. Pero el almacén conectado también ayuda a los empleados, simplificando sus tareas y reduciendo el riesgo de error. El resultado es una mayor productividad y una reducción de los costes.
Los escáneres portátiles (para escanear productos) y las tabletas (para acceder a los sistemas de información), equipos esenciales en los almacenes, se conectan a través de la red inalámbrica.
Los puntos de acceso WiFi más modernos permiten incluso diseñar infraestructuras convergentes que combinan WiFi e IoT, gracias a funciones IoT integradas y/o puertos dedicados en los equipos. Esto permite racionalizar los costes de despliegue de varios servicios en torno a una misma infraestructura y aprovechar los últimos avances tecnológicos en digitalización y automatización.
Sin embargo, estas ventajas solo pueden lograrse si la infraestructura de red es fiable, está correctamente dimensionada y adaptada al entorno. En el contexto de la logística conectada, hay un gran número de obstáculos que superar para lograr una cobertura radioeléctrica óptima, ya sea vinculada a WiFi o a IoT.
Los almacenes, de hecho, no son como los demás locales comerciales, en primer lugar por su tamaño: gran superficie a cubrir, techos altos, etc. Lógicamente, no se puede instalar WiFi en un almacén de la misma forma que en una oficina convencional, ya que de lo contrario se crearían "zonas blancas" que perjudicarían seriamente a los equipos en el día a día.
Además, los objetos de almacenamiento, como las estanterías, pueden estar hechos de materiales metálicos, que impiden la propagación de las ondas. Es más, estas condiciones varían en función del envío y transporte de las mercancías. Por tanto, la red inalámbrica profesional debe adaptarse a un entorno hostil e inconstante.
Por último, hay que tener en cuenta el número y la diversidad de dispositivos conectados en el edificio. El WiFi debe ser capaz de hacer frente a la demanda y adaptarse a los cambios, sobre todo a los relacionados con la introducción del IoT.
En un almacén, existen 3 de las 4 principales dificultades para desplegar una infraestructura Wi-Fi
La productividad está sin duda ligada a la conectividad WiFi en un almacén. Todos estos factores deben tenerse en cuenta a la hora de plantearse la implantación de una red inalámbrica.
Como puede ver, aunque una solución WiFi fiable y de alto rendimiento puede representar a primera vista una fuente importante de gastos para un almacén, se convertirá rápidamente en una fuente de ahorro en comparación con una red defectuosa. Dado el carácter crítico de la red inalámbrica, recurrir a un operador WiFi profesional es una buena decisión para equipar sus naves logísticas. Garantizará un despliegue a medida gracias a una auditoría de radio precisa y una metodología de instalación in situ. Asimismo, garantizará el mantenimiento diario de la infraestructura en condiciones operativas para que la red funcione a la perfección en todo momento y lugar.
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